Imagine usted que un día le da por empeñarse en terminar un sudoku de los complicados, uno que lleva medio siglo sin que nadie lo resuelva. Y que dos años después, cuando está dispuesto a darse por vencido, encuentra la llave y se hace famoso. Algo así le ocurrió a Francisco Santos, catedrático de Geometría y Topología de la Universidad de Cantabria, que refutó la conjetura de Hirsch, relacionada con el algoritmo del simplex en programación lineal -uno de los más influyentes en la ciencia e ingeniería del pasado siglo-.
Entrevista publicada en El País.
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